El agua alcanza la epidermis por difusión desde la dermis; hay una continua transferencia de agua desde las capas inferiores al estrato córneo, que a su vez, pierde agua por evaporación, mediante un proceso llamado pérdida de agua transepidérmica (TEWL).
Por ello, es imprescindible que exista un mecanismo que regule esta constante transferencia de agua, y este proceso se realiza a través de los lípidos epidérmicos que ejercen una función barrera, retienen agua y regulan la evaporación.
Cualquier molécula de agua que ascienda por el estrato córneo debe rodear cada corneocito para pasar a un nivel superior. La dificultad es importante si se tiene en cuenta que existen entre 10 y 20 capas de corneocitos.
Esta estructura corneocito-lípido intercelular, muy hidrófoba, explica como, a pesar del pequeño grosor de la capa córnea, la epidermis tenga una permeabilidad mucho menor que otras membranas de nuestro cuerpo.
Numerosos factores externos, ambientales, mecánicos, químicos y microbiológicos pueden alterar la función barrera de la piel, provocando un aumento de la TEWL, disminución del contenido hídrico del estrato córneo y aumento de la descamación. Para recuperar esta funcionalidad, es necesario limitar la pérdida de agua transdérmica.
El tratamiento adecuado para restablecer la hidratación debe ser:
1.- Incrementar la hidratación del estrato córneo con sustancias humectantes (capaces de retener agua) e hidratantes.
2.- Disminuir la deshidratación del estrato córneo con sustancias emolientes y oclusivas (en casos de piel seca).